domingo, 5 de octubre de 2008

HACE 2 MESES

Mi días en Europa, se han vuelto una constante repetición de capítulos fílmicos, la mayoría de los 70's, parece irreal, pero creo que ya había escuchado de este fenómeno, es uno de los efectos de la aceleración del tiempo y el inevitable acercamiento de las distancias por la tecnología, es el mundo posmoderno y sus efectos en la gente, lo estuve estudiando en antropología el último semestre.

Antes, en todas las comunidades 'primitivas' la tradición oral era la que se encargaba de poner los parámetros, de lo que sería la vida. Tus antepasados, tus abuelos, tus padres, nacieron, crecieron, se establecieron con cierta mujer, te tuvieron a ti, y de la misma forma que ellos encontraron su lugar en el orden-mundo de tu comunidad precisa, tú también lo tenías que encontrar.

Por ejemplo los Kwakiutl te daban un nombre de algún elemento natural y una cualidad brindada por la tribu. Un tótem. Por ejemplo,
Chotacabras Inquieto
Lobo Intrépido
Cóndor Extrovertido
Libélula Ensoñadora
Cárabo Tenaz

Más abajo, seguiremos hablando de los lobos, pero ahora lo que me interesa explicarte, es el hecho de que, ahora, a falta de eso, planteamos, lo que nuestra vida va a ser a través de la súper exposición a las imágenes. En el DF ya habrás notado lo apabullante que es ver tantos espectaculares, y bueno, las películas, las vemos, las interiorizamos, y tiempo después terminamos reproduciéndolas.

Eso es muy fácil de entender y pues nunca me había parecido gran cosa, hasta ahora, que me he encontrado reproduciendo, literalmente muchas escenas.

Bueno pues mi vida se ha convertido en una suerte de repetición de escenas fílmicas. Las más comunes son cuando Marge Sherwood explica como conoció a Dickie Greenleaf, en el talentoso señor Ripley.
De la misma saga, Purple Noon, todo y nada. Todo.
My own privated Idaho, justo antes de desmayarse, con la primer mujer, que lo contrata.
Y así etc. etc.

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